A García Márquez:
Una guitarra llora,
en mitad de un bosque,
una triste melodia.
Con el clamor pálido del viento
resuena de fondo un piano.
-Hoy toca entierro-
grita el músico.
Murieron los besos.
El realismo mágico
perdió la magia
cuando en un golpe de mesa
cayó el as de picas
de aquel castillo de naipes.
-Siempre nos quedará Macondo-
dijeron un buen día
pero no era mas
que la crónica de una muerte anunciada
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