lunes, 16 de noviembre de 2009

Mi vida sin ti (sin mi)

Cuando ya no puedas respirar
por no tener cerca mi aliento,
cuando te mueras de sed,
bebe sola.
Se gana en lucidez.

Cuando el sueño sea tu peor enemigo,
acuérdate de mis poemas.
Cuando el silencio te consuma
desnúdate y búscame por el pasillo.
Encontrarás ceniza y silencio,
mas silencio.

Cuando las aceras se conviertan en montañas,
no salgas a la calle.

Por si te encuentro,
por si te veo sola
y borracha de soledad,
por si acaso volviera
a caer,
por si mi vida
llevara tatuado tu nombre,
por si fuera verdad
que nunca deje de quererte.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Mariposas

Cuando las palabras
copulan con tus labios
son poesía,
como tus ojos
en standby
buscando la lucidez
escondida en mi cuerpo.

Te disfrazas de sonrisa
y me da vértigo quererte.
Escucho tu silencio
y creo que es el mío.

Cuando las palabras
copulan con tus labios
son poesía,
como tus fotografías
en blanco y negro
revelando una realidad
que está en tus manos.

Sueñas con el rock and roll
y te sientes frágil.
Sueño con tu corazón
todo está en el aire.

martes, 10 de noviembre de 2009

Puntos suspensivos

La poesía no se escribe
con puntos suspensivos,
como tus besos
que -siempre- son a medias.

No dejes abierta
la puerta de mis sentimientos.

La corriente secará la tinta
que me une a este papel
y se esfumarán las palabras
de mis manos.

Entonces,
dejaré a medio escribir
el final de nuestro amor
entre puntos suspensivos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El amor

Es justo en ese preciso momento cuando sentimos que a eso a lo que llaman amor tiene la piel de un erizo, punzante, fría y frágil, tan frágil como un pequeño muñeco de cristal escondido en un remoto rincón con el corazón helado y la piel áspera.

Así te sientes justo en ese preciso instante, escondido en sus piernas, gimiendo en silencio, un silencio oscuro como la habitación, un iglú cubierto de olvido.

Vuelan los recuerdos al son de un polvo suave que los envuelve en ceniza, muere el corazón y se endurece la piel que ya no quema, solo quedan rastrojos.

Así te sientes justo en ese preciso instante cuando se entumecen las letras para pronunciar ya no te quiero.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Poesía suicida

Un autoestopista cruza los dedos
al borde del vacio,
donde las palabras se truncan
en silencio.
Ya no tiene sed
y se seca los labios
curtidos por la brisa de un mar lejano.

Un barco sin vela
que encalla en el puerto del viento.
Allí donde la corriente
decide entre la vida y la muerte.
Un juicio tan intenso
que resulta efímero,
un dolor tan agudo
que, a veces, ni sentimos.

Una piedra dura varada en el camino,
un obstáculo insuperable,
una meta utópica
cuyo final –lamentablemente- ya conocemos.