Tarde de parque y
miradas vacias,
heladas por la fria estación,
el invierno.
Un viejo mira su reloj
y ve como el tiempo de da indicios
de que no contará muchas mas historias.
Renacerán en sus alas de fenix
alegres y veraniegos figurines jugando al balón
comiendo barro entre caida y caida.
Llegará la primavera y
lo hará con la adolescencia
debajo del brazo.
Nos besaremos y suspiraremos
por ser lo que fuimos
mientras enredamos el amor
para atraparlo en un muro
donde lo efímero no existe.
Volarán los pájaros
pero seguirá el amor en su maraña,
con alguna hoja caida,
oxidada por la penúltima estación
en el tren de la vida,
el otoño.
Seguirá la vida su ciclo
en tarde de parque y
miradas vacias.
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