Cariño, despójate de la ropa.
Volemos juntos entre las sabanas.
Sé que no soy el mejor amante
pero,
déjame intentarlo,
déjame ser yo por un momento,
y– si quieres- déjame rozar tu piel.
Recorrer los acordes
cotidianos
de tu cuerpo.
Ya oigo la música,
íntima alegre y sensual.
Que bella estas amor
y que jodida es la soledad.
No llores,
mira para otro lado.
Sé que al alba
volverá a ser lunes,
sé que la rutina
nos acabará devorando.
Retornarán los vicios,
el lorazepam al pie de la cama
y la vida otra vez,
malgastada en juegos caros.
Pero por favor,
brinda con la luna
que- creo- cura -a ratos-
el caminar de los segundos,
las injusticias sociales,
los amores indomables
y el adiós de las mañanas
Cuando queda fría
esta cama de hotel:
Deshecha sin tu mirada,
arrugada de amor.
Pues vivimos ante
una soga que nos ahoga
en pasión
y nos aprieta tanto
que nuestras cuerdas vocales
nunca pronunciarán te quiero.
Aun así,
cuando te marchas,
la escarcha recubre mi cuerpo,
llego a casa
y vuelvo a no ser yo,
esperando que sea de nuevo
fin de semana.
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