La luz de la luna bañab tus ojos
cubiertos de salitre
y el rubor de las olas, ronco
dejaba atrás los días grises.
Mi mano, con gesto tembloroso
se esparcía entre tus raices
e hicimos fuego con los troncos.
Esa noche ya no era triste
pues el viento soplaba presuroso
llevandose consigo los sueños imposibles.
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1 comentario:
este texto tiene un sabor a quique gonzález ;)
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