martes, 18 de noviembre de 2008

No tengo ganas de hablar, ni de reír, tampoco de llorar. Me siento insensible ante el mundo y sus habitantes. Lo único que me apetece es escribir, derrochar la tinta sobre un trozo de papel, que carece de vida y raciocinio pero que me hace sentirme mejor, no me dará consejos, ni me abrazará en los malos momentos pero siempre estará ahí para escucharme. Me permitirá plasmar lo que necesite y siempre lo hará sin objeciones. Ayudará a vencer mi frustrante timidez y me permitirá decirte lo que siento aunque no lo leas porque no sepas quien soy y posiblemente nunca lo sabrás. Tampoco sabrás que me enamoré de ti porque cuando deje de escribir, este mísero trozo de papel yacerá sobre una papelera y será quemado en un vertedero perdiéndose con ello mis sentimientos y con ello también un trozo de mi vida.
Pero si, lo cierto es que ahora siento lo que nunca antes en mi vida había sentido. Puedo pasarme horas y horas embobado mirando el dulce contoneo de tu cuerpo, tus ojos profundos, pero sobre todo tu alada sonrisa.
Cuando sonríes mi corazón se bate en duelo con su palpitar y aún no he conseguido que en esta injusta guerra venza la cordura.
Vendrán tiempos mejores, con el tiempo espero olvidarte, me enamoraré de otras mujeres pero a día de hoy solo sé que me estoy ahogando en esta locura y salir a flote está siendo mucho mas difícil de lo que en un principio pareció.

No hay comentarios: