lunes, 19 de octubre de 2009

Horas, minutos, segundos... la vida

A través de la penumbra,
ahogada en botellas de aguardiente,
no se distinguen las estrellas
ilegitimas del cosmos.

El cristal de la ventana
empañado.
Las paredes desconchadas
huelen a sombra de muchacha,
fugacidad lúgubre.
El vino rancio perfuma
las sábanas intangibles,
raídas por los años.

Un sobre cerrado,
sin remite,
apresa las palabras,
los versos de un poema,
el humo de un cigarro,
el diccionario de mis sentimientos,
un lato borrón
en el apéndice de la vida.

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