Tantas veces el mundo nos ha hecho llorar
que las marchitas flores del invierno
nos producen indiferencia
de camino a casa.
Hoy dormiremos en un hotel,
voy a desvestir la rutina en la 315,
y si quieres pediremos champagne del caro.
Haz lo que quieras, pero recuerda
que las sombras oscuras son efímeras,
y mañana el gallo, subido en la azotea,
nos vendrá a recordar
que nuestros te quieros
yacen ahogados en el mar.
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