Déjame salir de aquí,
desvisteme
y arrancame la piel a tiras
hasta que el dolor sea indiferencia.
Déjame huir con el cuerpo desnudo
y que se congelen mis sentimientos
hasta que yazcan hechos pedazos
sobre la tapadera de mi ataúd.
Que todo el mundo lo sepa,
que mi odio quede en el mundo
y ¿el amor?
que se esconda de la vida
en su efímera carrera.
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